No se deje idiotizar

Escapar de la actualidad argentina es muy complejo. Y se lo dice alguien que hace dos años “escapó” de la Argentina.

Por: Equipe Empiricus

Escapar de la actualidad argentina es muy complejo. Y se lo dice alguien que hace dos años “escapó” de la Argentina. Es que hoy con Internet todo está al alcance de la mano. Y esto provoca que uno nunca logre despegarse del todo de lo que pasa en el país. No importa donde viva, el “monstruo argentino” nos sigue a todos lados…

Es que hoy no solo los diarios están online, sino también las radios y los canales de televisión. Le cuento un ejemplo concreto de mi vida diaria en Miami durante las últimas dos semanas calientes para la realidad argentina.

Me levanto a eso de las 6 de la mañana. Voy al baño, desayuno algo ligero y a las 6.30 ya estoy corriendo o caminando por la playa. Al mismo tiempo que sale el sol y las garzas empiezan a moverse, escucho la radio argentina, principalmente el programa de Longobardi en Radio Mitre, vía una aplicación de mi iPhone. A las 7.30 vuelvo a casa, me baño y llevo a mis hijos al colegio escuchando la radio argentina en el auto vía el iPhone también. Entre las 8.30 y las 9 de  la mañana leo las noticias más importantes del día por Internet desde mi oficina. La Nación, El Cronista, Clarín y más importante aún, Twitter, me acercan todo lo que tengo que saber y no pude enterarme por la radio.

Son las 9 de la mañana en Miami y tal vez esté más actualizado de la realidad del país que una persona que vive a una cuadra de la Casa Rosada. Pero el “vicio” de la sobre información argentina no termina allí. En mi casa tengo instalado un dispositivo, que no sé muy bien como se llama, pero que lo concreto es que me acerca todos los canales de televisión argentina en mi casa de Miami. Entonces, cuando llego a mi casa a alrededor de las 7 de la noche, que ya son las 9 de la noche en Buenos Aires (hay dos horas de diferencia en la actualidad), si quiero puedo ver algún noticiero o programa de actualidad mientras juego con mis hijos, les doy de comer o los baño.

Me fui a dormir a las 10 de la noche de Miami, las 12 de Buenos Aires, sobre informado. Y vivo a 8.000 kilómetros de distancia de la Casa Rosada. Como ve, la distancia no es obstáculo hoy para estar informado de lo que pasa en la Argentina.

Ahora, y entrando al corazón de lo que hoy le quería hablar, la clave es entender si esto de estar sobre expuesto a la realidad argentina es bueno o malo. Y eso es independiente de si usted vive en el microcentro porteño, en Córdoba, Chubut, Bombay o Miami. ¿Nos sirve de algo estar permanente expuestos a la realidad argentina?

Y la respuesta sin lugar a dudas es que no. Es una pérdida de tiempo. No nos aporta nada. Sí, ya sé. Usted me dirá que su negocio está en la Argentina, que su patrimonio está en la Argentina, y que entonces tiene que saber lo que está pasando para protegerse. Bueno, a priori ese razonamiento luce como lógico, pero si uno lo analiza un poco mejor, se va a dar cuenta que estar sobre expuesto a la realidad argentina no tiene ninguna utilidad práctica.

Con solo leer el newsletter de IG todos los martes y sábados le basta y le sobra. Deje que nosotros hagamos ese trabajo por usted. Y listo. Apague radio Mitre, TN, C5N, o América TV. Y dedique su vida a cosas más interesantes que las fantasiosas teorías de Cristina sobre quién mató a Nisman.

Sí, ya sé. La inercia nos lleva a pasar todo el día con los medios de comunicación prendidos. Hasta a mí me pasa a la distancia. Es que la realidad argentina tiene todos los condimentos de una imperdible película de suspenso. Malvados sin escrúpulos, mentiras, traiciones, muertes, amores irresistibles.

El problema es que esta realidad, a diferencia de cualquier otra novela, nos hace mal. Como argentinos, ver cómo nuestro país se convierte en una cloaca de comportamientos, ver cómo los que dirigen nuestro país se comportan mucho peor de lo que cualquier ficción se podría imaginar, duele. Desmoraliza. Deprime. Tira para abajo.